Y si, es que siempre, querámoslo o no, estamos envueltos, involucrados, con gente que amamos o no amamos, estamos involucrados en el amor, para bien o para mal. Tu familia, quien te dejó, quien se aparece de repente en tu vida y vuelve a hacerte creer en él, quien se alejó, quien ya te da igual, quien aparece de repente y no paras de reír, quien con solo escuchar ya te fastidias, o quien te hace morder el labio... para cada persona hay una casilla. Recordaron a alguien con cada uno?.. Yo también.
Algo reflexiva últimamente en ello, como bien dice Jaime Jaramillo en su libro "Te amo, pero soy feliz sin ti", el amor puro y verdadero está dentro de uno mismo. Muchas veces escribimos, hablamos y nos desahogamos, eso se siente en la intensidad de las palabras, otras veces ellas suenan más sentadas, más frías, gracias a un estado de conciencia que se encuentra dormido en el dolor, o despierto en el amor.
Éste blog tiene un nombre de despecho, no parece pero lo es. Nadie dijo que iba a continuar siéndolo. No lo cambio porque igual me gusta, pero, la luz al final del túnel se acerca.
Volvemos a sentir el palpitar del corazón, luego de que alguien aparece y nos hace recordar, revivir, lógicamente, más prevenido, más tranquilo, más sereno, hay un pasado detrás evidentemente, pero se reconoce. Es o no es Amor. O lo que uno cree que es o no es.

Esas mariposas en el estómago, esa ansiedad por esa voz, esa sonrisa que sin querer sale... Es genial, creo que lo había olvidado, en su momento era lo más cursi y ridículo. Claro, estaba lastimada. Tenía miedo de que volvieran a romperme el corazón, aún lo tengo. De que mi ego se viera pisoteado. Ahora es superado por el intelecto, aquella voz de pepito grillo que te dice cuando algo es correcto o no, por más que uno se auto engañe.
Hay una estado de conciencia, al cual Jaime Jaramillo llama "espiritualidad", en donde uno tiene tres opciones de percibir el dolor del pasado, o de seguirlo sintiendo:
1. Estar totalmente Involcurado: Puedo sufrir el dolor en este momento de aquello malo que pasó, de esa persona que perdí, de ese algo que ya no tengo, quizá material.
2. Soy un observador externo: Puedo pararme en mi mente en ese momento del pasado en el que me veo a mi mismo, como un espectador. Veo y alcanzo a sentir como sufro, quizá algun evento que recuerde, me haga volver a sentir ravia o dolor. Puedo pontencializarlo o liberarlo concientemente.
3. Soy un observador apreciativo: Puedo ver el acontecimiento tal y cómo es. no como yo creía o quería que fuera. Es allí cuando el dolor está liberado, permito que mi ego desaparezca y oponga resistencia , porque todo aquello a lo que me resisto, me debilita más.
Con ésto último, pienso en aquellas amigas que siguen estalkeando al ex novio, para morderse los codos de verlo con otra, de ver que la pasa tan bien como uno no, de decir si está gordo o no, o si está mas alto, mas lindo, si es así, mucho peor. Hay una búsqueda del dolor.
Es cuando discrepamos sobre el amor. La prueba perfecta está entre el primer post de éste blog y éste último, el más reciente. Odiamos el amor cuando no lo tenemos, pero lo amamos cuando si lo tenemos. Es una fuente de felicidad innegable, pero repito, la felicidad debe estar en nosotros mismos, para que permitamos y nos permitamos amar con libertad. Que difícil es, claro, del dicho al hecho hay mucho trecho, complicado dejar de lado el querer exlcusividad, tiempo, atención, apoyo, pero esto solamente es un ALIMENTO AL EGO.
Por el contrario si continuamos resistiéndonos a no dejar ir aquello que nos lastima, estaremos pisoteándolo.
Ninguna de las dos es sana. Necesitamos equilibrio.
Cuando digo que la luz al final del túnel se acerca, es porque siento que el amor feliz, vuelve a mi vida. Recuerdos de pequeños momentos compartidos, nos invaden y nos hacen olvidar todo eso malo que nos pasó, incluso en algún momento ni lo recordamos. En este sentido, podría ser cierto el hecho de que "un clavo saca a otro clavo", sin embargo debe haber tiempo de por medio, para pasar por esas tres etapas del involucramiento, el observador externo y el apreciativo.
Hablando desde otro punto de vista del involucramiento:
Como mercadóloga, alguna vez un profesor (entre otras cosas el sex symbol de la universidad), nos explicó el alto y bajo involucramiento de las marcas. Lo bueno de estudiar marketing es que aprendes a ver todo como una relación comercial, hay o no transacción, hay o no recordación de marca, impacto, atributos, fidelización del cliente... El alto involucramiento requiere de conocer muy bien el producto sea que ya lo hayas adquirido o estés por adquirirlo, traducido al amor o a las relaciones de pareja, cuando alguien te gusta, es justo conocerlo, involucrarte, antes de tomar la decisión de comprarlo.
Al contrario, las marcas de bajo involucramiento no generan impacto y así como llegan, se cambian o se van, es como comerse un paquete de chitos cuando tengo hambre... luego me encuentro el papelito o la envoltura en el bolsillo y ni siquiera me acuerdo de habérmelos comido, En el amor es igual.
Es hora de dedicarle tiempo al amor, a la felicidad, considero que estoy entrando en la tercera etapa, la del observador apreciativo, que alivio me da!!, volver a sentir responsablemente, después de todo, el tiempo hace que nos volvamos adultos, supongo que de eso se trata: de ser precavidos, de crecer, de no dejarnos llevar por los impulsos, y sobre todo como objetivo final, AMAR CON LIBERTAD.

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